La obesidad en la adolescencia ha alcanzado proporciones
epidémicas. Aunque las causas de esta sean complejas y se necesita más
investigación, es mucho lo que se sabe de sus consecuencias y de lo que debe
hacerse para detenerla. En los últimos diez años se han implantado medidas de
prevención, por lo que ahora es momento de que nosotros las demos a conocer,
con el fin de unificar esfuerzos y
brindar apoyo a los adolescentes por medio de una iniciativa de salud pública.
En este documento se proporcionara las principales líneas
de acción estratégica para poner en marcha intervenciones integrales de salud
pública que detenga un avance de la epidemia de la obesidad en la adolescencia.
CAUSAS Y
CONSECUENCIAS DE LA OBESIDAD EN ADOLESCENTES
Algunas publicaciones relevantes sobre este tema, en
particular de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Organización para
la alimentación y agricultura (FAO) y el World Cancer Research Fund (1,2) concuerdan en
que los factores más importantes
que promueven el aumento de peso y la obesidad, así como las enfermedades no
transmisibles (ENT) conexas, son :
·
El consumo elevado
de productos de bajo valor
nutricional y contenido
alto de azúcar,
grasa y sal (denominados
en este documento como productos
de alto contenido calórico y bajo valor nutricional), como los “snacks”* y
la comida rápida.
·
La ingesta habitual
de bebidas azucaradas
y carbonatadas.
·
La actividad física insuficiente.
Todos ellos son parte de un ambiente obesogénico.
“El consumo de
bebidas azucaradas se
ha asociado con las
enfermedades cardiovasculares., la diabetes de tipo 2 y el síndrome
metabólico. Los mecanismos fisiológicos
incluyen, entre otros,
la hiperinsulinemia, la resistencia a
la insulina, la arterioesclerosis y
la hipertensión arterial”.
Organización
Mundial de la
Salud. Dieta, nutrición
y prevención de
enfermedades crónicas.
Informe de una
Consulta Mixta de
Expertos OMS/FAO [Internet].
Ginebra: OMS; 2003 (OMS, Serie de Informes Técnicos 9) consultado el 8 de
octubre del 2015]. Se puede encontrar en: http://libdoc.who.int/trs/WHO_TRS_916_spa.pdf
Reducir el consumo
de azúcares agregados
contribuye a la
prevención del grave daño que este consumo ocasiona a la
salud de la población, pero indudablemente esto no es suficiente. Una alimentación
saludable debe basarse
en el consumo
diario de frutas
y verduras, cereales integrales,
legumbres, leche, pescado
y aceite vegetal,
con poco consumo de carnes rojas
y procesadas.
“Una alimentación saludable exige que los sistemas agropecuarios
y alimentarios sean
sólidos y faciliten
estas opciones dado que
los alimentos naturales
e integrales son
la piedra angular
de la cocina un ambiente obesogénico es el que
promueve y apoya la obesidad en personas o poblaciones a través de factores
físicos, económicos, legislativos y socioculturales”.
Organización
Mundial de la
Salud. Dieta, nutrición
y prevención de
enfermedades crónicas.
Informe de una
Consulta Mixta de
Expertos OMS/FAO [Internet].
Ginebra: OMS; 2003 (OMS, Serie de Informes Técnicos 9) consultado el 8 de
octubre del 2015]. Se puede encontrar en: http://libdoc.who.int/trs/WHO_TRS_916_spa.pdf
La actividad física
desempeña un papel
importante en la
prevención de la obesidad;
no obstante, para
contrarrestar el impacto
del aporte calórico
excesivo son necesarios niveles
muy altos de
ejercicio. Por consiguiente,
los esfuerzos preventivos basados ante todo en la actividad
física tienen poca probabilidad de dar buenos resultados en entornos
donde los productos
de alto contenido
calórico y bajo
valor nutricional, así como
las bebidas azucaradas
están siempre disponibles
y se consumen constantemente.
Las botanas y bocadillos procesados son tradicionales en
la Región de
las Américas, esas
mismas tradiciones pueden
ser un instrumento valioso para
promover la alimentación saludable. Es
fundamental determinar los
factores que impulsan
la epidemia de la obesidad para
sustentar y elaborar
medidas de prevención solidas relativas a la salud. En la actualidad se
reconoce que, desde una perspectiva alimentaria, el precio,
la mercadotecnia, la
disponibilidad y la
asequibilidad determinan las preferencias alimentarias de la persona,
sus decisiones al comprar y los comportamientos alimentarios. A
su vez, las
políticas y los
reglamentos relativos al
comercio y a la
actividad agropecuaria establecidos previamente influyen en estos factores.
“En la actualidad,
una notable tendencia
comercial que se
asocia con la
epidemia de la obesidad es la venta de productos de alto contenido
calórico y bajo valor nutricional y de
bebidas azucaradas en los
países de ingresos
bajos y medianos.
El consumo de productos de alto contenido calórico y
bajo valor nutricional es cinco veces mayor y el de refrescos es
casi tres veces
mayor en los
países de ingresos
bajos y medianos
en comparación con los
países desarrollados, donde
el consumo está
llegando al nivel
de saturación del mercado”.
TT, Malik V, Rexrode KM, et al. Sweetened beverage consumption and risk of coronary
heart disease in
women. Am J Clin
Nutr2009;89(4):1037-1042. doi:
10.3945/ajcn.2008.27140
El tamaño de
las bebidas azucaradas
y de otros productos comercializados también
ha aumentado extraordinariamente en
los últimos años . Ha aumentado
la publicidad de las bebidas
azucaradas y los productos
de alto contenido
calórico y bajo
valor nutricional dirigida
a la niñez
y la adolescencia, lo que
influye en sus preferencias alimentarias, en lo que piden comprar y en sus hábitos alimentarios.
De manera análoga,
las oportunidades de
realizar actividad física
no han sido contempladas adecuadamente en la
planificación urbana y además se ven afectadas por el aumento de
la violencia, así
como por la
percepción de que
la violencia es
cada vez mayor. Para complicar
aún más la
situación, el entretenimiento electrónico reemplaza cada
vez más a
la actividad física
recreativa. El tiempo
que los adolescentes
pasan frente a una pantalla, que representa además una oportunidad de
consumir alimentos y de estar
expuestos a la
publicidad de alimentos,
ha aumentado a tres horas
al día o más.
Además, las escuelas han reducido el tiempo destinado a
la educación física.
Este plan de acción se centra en la adolescencia por
varias razones.
En primer lugar,
la lactancia materna puede reducir
la prevalencia del
sobrepeso y la Obesidad en cerca de 10%. Además, la
lactancia materna también puede ayudar a las madres a perder peso con mayor
rapidez después del embarazo.
En segundo lugar,
cuanto más temprana es la edad a la que una persona adquiere sobrepeso o se
convierte en obesa, mayor es el riesgo que tiene de seguir teniendo sobrepeso o
de tornarse obesa al avanzar la edad.
En tercer lugar,
la obesidad tiene consecuencias adversas para la salud en las fases iniciales
de la vida, dado que aumenta el riesgo de padecer asma, diabetes de tipo 2, apnea
del sueño y enfermedades cardiovasculares. Estas enfermedades, a su vez, afectan el
crecimiento y el
desarrollo psicosocial durante
la adolescencia y, con el
tiempo, comprometen la calidad de vida y
la longevidad.
En cuarto lugar,
como los hábitos alimentarios se adquieren en la niñez hasta la adolescencia,
la promoción y el consumo en la niñez y adolescencia de productos de
alto contenido calórico
y bajo valor
nutricional, bebidas azucaradas y comida
rápida interfieren con
la formación de hábitos alimentarios
saludables.
Por último,
los adolescentes son
incapaces de comprender
la intención persuasiva
de la promoción y
publicidad de los
alimentos y bebidas
de bajo valor
nutricional que se asocian con mayor riesgo de sobrepeso y
obesidad en la adolescencia. Como en estas campañas promocionales también
se elude el control paterno,
constituyen una preocupación
tanto ética como de derechos humanos.
Las adolescentes
se ven más
afectadas por la
epidemia de la obesidad, especialmente
en los estratos económicos inferiores, lo
que hace que el
tema se
torne aún más complejo.
MEDIDAS PREVENTIVAS
La obesidad en adolescentes, así como sus enfermedades no
transmisibles asociadas, son en gran parte prevenibles. Para apoyar a las
personas en el proceso de realizar elecciones, de modo que la opción más
sencilla sea la más saludable en materia de alimentos y actividad física
periódica, y en consecuencia prevenir la obesidad, para esto es fundamental mencionar
medidas preventivas.
PREVENCIÓN PRIMARIA Y
SECUNDARIA A NIVEL POBLACIÓN
·
Atención
primaria de salud
y promoción de la lactancia
materna y la alimentación saludable.
Incluir en los
servicios de atención
de salud la
promoción de la alimentación saludable según las guías
alimentarias nacionales basadas en los alimentos, así como otras actividades
relacionadas con la prevención de la obesidad.
·
Mejoramiento del entorno con respecto a la nutrición y la
actividad física en los establecimientos escolares.
Los programas nacionales de alimentación escolar, así
como los sitios de venta
de alimentos y
bebidas en las
escuelas cumplan con las
normas o reglamentaciones que
promueven el consumo
de alimentos saludables
y de agua natural y restrinjan la disponibilidad
de bebidas azucaradas y carbonatadas así como; productos de alto contenido
calórico y bajo valor nutricional.
Incorporar la actividad física diaria en el programa
escolar.
·
Políticas fiscales y reglamentación de la publicidad y
etiquetado de alimentos.
Aumentar el precio
de las bebidas
azucaradas y los
productos de alto contenido calórico y bajo valor
nutricional mediante políticas tributarias.
Establecer reglamentos
para proteger a
la población adolescente frente al
efecto de la
promoción y la
publicidad de las bebidas azucaradas,
la comida rápida y los productos
de alto contenido calórico y bajo valor nutricional.
·
Vigilancia, investigación y evaluación
Fortalecer
los sistemas de
información de los
países para que
los datos sobre las
tendencias y los
determinantes de la
obesidad, desglosados por
al menos dos estratificadores de
la equidad estén
disponibles sistemáticamente para
la adopción de decisiones de políticas.
PREVENCIÓN PRIMARIA Y
SECUNDARIA A NIVEL INDIVIDUAL
·
Limitar la ingesta
energética procedente de la cantidad de grasa total y de azúcares.
·
Aumentar el consumo
de frutas y verduras, así como de legumbres, cereales integrales y frutos
secos.
·
Realizar una
actividad física periódica (60 minutos diarios para los adolescentes).
·
Mantener un peso
saludable.
·
Asistir a revisiones
médicas preventivas periódicamente.
·
Comer, jamás saltarse
ningún tiempo de alimentación (desayuno, colación, almuerzo, comida y cena) y
no pasar más de 4 horas sin comer.
·
Seleccionar productos
bajos en grasa, por ejemplo, lácteos descremados.
·
Preferir carnes blancas,
sin piel (pollo, pavo, pescado y atún).
·
Ingerir abundantes
líquidos sin azúcar: 2 litros diarios.
·
La responsabilidad
individual solamente puede tener pleno efecto cuando las personas tienen acceso
a un modo de vida saludable.
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